Cuando su hijo se siente demasiado ansioso para ir a la escuela

Autor: Dra. Lucy Russell, Psicóloga Clínica

La ansiedad escolar también se conoce como rechazo escolar, ansiedad relacionada con la escuela, fobia escolar o evitación escolar basada en las emociones (EBSA). Cuando su hijo se siente demasiado ansioso por ir a la escuela, esto puede afectar no sólo al niño, sino a todos los miembros de la familia. A veces parece como si todo el mundo se estuviera desmoronando porque la escuela es una parte fundamental de la vida de los niños.

¿Cómo puedes llevar a tu hijo a la escuela y preservar su salud mental? ¿Cómo puede demostrarles que comprende sus sentimientos de ansiedad y al mismo tiempo inculcarles la importancia de asistir a la escuela?

En este artículo analizaré los factores subyacentes de la ansiedad en la escuela. Busco la mejor manera de apoyar a su hijo durante este período difícil y estresante.

El costo de la ansiedad escolar

Tener un niño demasiado ansioso por ir a la escuela puede resultar paralizante, tanto para el rendimiento académico y el desarrollo social del niño como para la familia en su conjunto. Los padres a menudo se sienten impotentes y es posible que tengan que ausentarse del trabajo.

Las cosas pueden salirse de control rápidamente y, si cree que ya se encuentra en esta etapa, es una buena idea buscar ayuda de su médico de cabecera sin demora.

El médico de cabecera puede derivarlo a su servicio CAMH (Salud Mental Infantil y Adolescente) local o a un psicólogo clínico independiente cerca de su lugar de residencia. También puedes encontrar un psicólogo clínico en la Asociación de Psicólogos Infantiles de Práctica Privada (AChiPPP).

¿Por qué un niño podría dejar de ir a la escuela?

Puede haber una o varias razones para que su hijo esté demasiado ansioso por ir a la escuela. En mi experiencia, los miedos y preocupaciones comunes incluyen:

  • Sentirse abrumado o estresado por exigencias académicas, sociales o sensoriales u otras situaciones difíciles.
  • Ansiedad por separación (miedo a irse o separarse de sus cuidadores de confianza), lo que significa que los niños quieren desesperadamente quedarse en casa. Esto a veces se conoce como trastorno de ansiedad por separación.
  • Fobia social (ansiedad por las interacciones sociales o situaciones sociales en la escuela).
  • Intimidación, burlas o conflictos con otros.
  • Miedo a los cambios en la rutina escolar, como una jornada deportiva o un viaje escolar.
  • Tuvieron un ataque de pánico. Se sentían completamente fuera de control y temen que esto vuelva a suceder.
  • Miedo a lo desconocido. Esto es especialmente probable en los momentos de transición, como el comienzo de la escuela primaria, secundaria o preparatoria o al comienzo de los períodos escolares.

Aquí hay algunas cuestiones particulares a tener en cuenta:

1. Los síntomas físicos son reales

La respuesta de lucha o huida desencadena poderosos cambios corporales. Por ejemplo, nuestros músculos se tensan (listos para correr o luchar). El ritmo cardíaco se acelera (lo que ayuda a hacer circular el oxígeno por el cuerpo). La digestión se detiene para que la sangre pueda desviarse a las extremidades (provocando dolores de barriga, náuseas o “mariposas” en la barriga). Estos síntomas físicos pueden asustar mucho a un niño.

Si la escuela, por alguna razón, provoca lucha o huida, entonces un niño puede experimentar todos estos síntomas físicos y más.

2. Necesidades Educativas Especiales

Considere si su hijo puede tener alguna necesidad educativa, social o emocional insatisfecha en su vida escolar.

Este es un factor común que puede hacer que un niño esté demasiado ansioso por ir a la escuela.

Por ejemplo, ¿podría su hijo tener una afección como dislexia que esté afectando su capacidad para mantenerse al día académicamente y su confianza general?

¿Podría su hijo tener una diferencia neurológica subyacente que esté afectando sus amistades y provocando que su sistema nervioso se vea abrumado por el entorno sensorial, como el autismo?

3. Las transiciones como puntos álgidos

Las transiciones de un año escolar al siguiente y, por supuesto, el comienzo de una nueva escuela, pueden ser puntos importantes de tensión.

Si su hijo tiende a estar ansioso, será fundamental avisar a la escuela con antelación y asegurarse de que cuente con un plan de transición. El personal supervisará el proceso de su hijo.

Las dificultades pueden aparecer muy rápidamente. Un día, un niño puede quejarse de dolor de barriga o sentirse enfermo y, al cabo de unos días, la situación puede empeorar. También puede manifestarse como un problema a largo plazo con altibajos. Por ejemplo, un niño puede estar más ansioso por la escuela en ciertos momentos del año escolar, pero relativamente tranquilo en otros momentos.

Cómo actuar ante un niño que está demasiado ansioso por ir a la escuela

Cuando su hijo se siente demasiado ansioso por ir a la escuela, lo peor que se puede hacer es obligarlo, sin ninguna comprensión que lo acompañe. Sin embargo, evitar la escuela puede ser una pendiente muy resbaladiza y no se debe alentar. Recomiendo estas medidas:

1. Profundizar la comprensión

  • Lea mi publicación sobre la ansiedad para asegurarse de comprender los conceptos básicos.
  • Una vez que tenga una comprensión sólida de la ciencia de la ansiedad en los jóvenes, asegúrese de que el personal clave de la escuela también la comprenda. Para los padres de niños pequeños recomiendo Brighter Futures, el libro que coescribí. Ayudará a enseñar al personal a sentirse empoderado, ya que proporciona una guía paso a paso para trabajar con la ansiedad en los niños.

2. Trabajo en equipo

Excelente comunicación entre padres y personal escolar.

Este es el factor más importante que determina si los niños se reintegrarán exitosamente a la escuela. Esto es más difícil cuando un niño está en la escuela secundaria, por lo que los padres deberán identificar a un solo miembro del personal dentro de la escuela que pueda brindar empatía y apoyo práctico constante. Este podría ser el SENCO/SENDCO, Jefe de Año o Jefe de Atención Pastoral.

Trabajen juntos para crear un plan claro y consistente.

Los niños mayores –especialmente en edad de asistir a la escuela secundaria– deben ser parte del proceso. El plan podría incluir, por ejemplo:

  • Un miembro del personal designado saluda constantemente al niño en la recepción cada mañana y los padres «entregan» al niño. Preste especial atención a otros “tiempos de transición” durante los días escolares, como pasar de una lección a otra. Estos pueden resultar ruidosos y abrumadores para algunos niños. Algunos pueden necesitar el apoyo de un adulto en esos momentos hasta que puedan desarrollar sus habilidades de afrontamiento.
  • Que su hijo tenga un espacio tranquilo al que ir temporalmente, en lugar de ciertas lecciones “desencadenantes” (por ejemplo, educación física).
  • Sesiones de tutoría semanales con un miembro del personal para discutir problemas a medida que surjan, monitorear el progreso y prevenir crisis.
  • Tiempo regular fuera del aula para calmar el sistema nervioso.
  • Un lugar seguro para ir durante el descanso y el almuerzo, con actividades relajantes y apoyo del personal.
  • Un sistema de amigos para ayudar al niño a desarrollar habilidades de amistad.
  • Un horario a tiempo parcial (por ejemplo, llegar tarde y salir temprano del colegio, hasta que disminuya la ansiedad).
  • Comunicación regular en ambos sentidos entre el hogar y la escuela (correos electrónicos o un libro de comunicaciones).

3. Un enfoque científico

Aumentar la crianza

Como primer paso, observe dónde su hijo puede recibir más comodidad y una mayor sensación de satisfacción.

Cuando un niño tiene períodos intensos de ansiedad, el sistema nervioso se tensa y requiere «tiempo de inactividad» para recuperarse. Esto debe suceder tanto en la escuela como en casa.

La escuela de su hijo puede tener un salón de crianza al que puede acceder una o más veces al día. Es posible que acudan a la sala de crianza para recibir ayuda con los síntomas de pánico. Por ejemplo, un miembro del personal, como la enfermera de la escuela, podría ayudarlos a respirar más lentamente y a ser más profundo.

Lo ideal es que su hijo también tenga acceso a la sala de crianza como medida preventiva. Es posible que vayan allí para realizar una actividad relajante, como colorear conscientemente. Esto le dará un descanso a su sistema nervioso sobrecargado.

En casa, pruebe con más abrazos, charlas o tiempo especial para padres e hijos.

Aborde el problema desde dos direcciones.

En primer lugar, su hijo necesita ayuda y “capacitación”. Necesita aprender a gestionar emociones y pensamientos abrumadores. Hay muchos recursos que pueden resultarle útiles, en particular aquellos basados ​​en la TCC (terapia cognitivo-conductual).

Los libros altamente recomendados incluyen: Think Good, Feel Good de Paul Stallard y, para los niños más pequeños, The Huge Bag of Worries de Virginia Ironside.

Muchos niños necesitan apoyo personalizado de un psicólogo clínico o profesional similar. Puede obtener más información sobre el papel de un psicólogo clínico en esta página.

Trabajar en exposición graduada.

La exposición gradual es una de las estrategias centrales utilizadas en la terapia cognitivo-conductual para la ansiedad. Es un enfoque basado en evidencia. Se trata de exponer muy lentamente (al ritmo del niño) al niño a sus miedos, de forma planificada y calculada. Puedes leer más sobre esto aquí.

Lo más importante que hay que saber es que las “inundaciones” no funcionan. Las inundaciones están obligando a un niño a enfrentarse a un miedo enorme al mismo tiempo. Imagínese un niño con miedo a las arañas. Inundar es poner una tarántula en la mano del niño. La exposición gradual consiste en dar pequeños pasos. Se empieza mirando fotografías y vídeos de arañas, luego se toca una pequeña araña muerta, seguida de una pequeña araña real, y así sucesivamente.

Evite la evasión.

La evitación alimenta la ansiedad y la mantiene viva. Si los niños continúan evitando situaciones que les preocupan, nunca se darán la oportunidad de demostrar que pueden afrontarlas. Cuando enfrentan el miedo gradualmente, obtienen una sensación de logro que les ayudará a no evitarlo la próxima vez.

Comience donde está su hijo ahora mismo. Si bien evitar la evitación es clave para la recuperación, la exposición forzada puede provocar ataques de pánico.

Cuando un niño siente que no tiene el control de su vida, puede comenzar a sufrir ataques de pánico con regularidad. Esto se conoce como trastorno de pánico. Cuanto más vaya al ritmo del niño, es menos probable que entre en pánico. Si ellos tienen el control, tendrás muchas más posibilidades de éxito.

Reduzca las exigencias en la vida de su hijo.

Tome medidas inmediatamente para reducir la carga. Esto le dará al sistema nervioso de su hijo la mejor oportunidad de afrontar la ansiedad de la escuela.

Es posible que tengas que solicitar que tu escuela esté exenta de realizar tareas o ciertas lecciones por un tiempo.

Quizás el patio de recreo sea el aspecto más exigente de la jornada escolar y se puede encontrar una alternativa.

Reduzca las actividades extracurriculares si su hijo está agotado y estresado.

Trate de comprender si los sentidos de su hijo se están viendo abrumados.

Por ejemplo, ¿algunas clases causan ansiedad porque son demasiado ruidosas? Si es así, ¿qué puede hacer la escuela al respecto?

4. Revise su estrategia actual

Si ha trabajado en todas las sugerencias anteriores y su hijo todavía se niega a ir a la escuela o sufre ataques de ansiedad o pánico importantes, es posible que deba considerar opciones alternativas.

Considere si una escuela diferente podría ser más adecuada para su hijo.

Cuando un niño se siente infeliz y ansioso, resulta tentador imaginar que trasladarse a otra escuela será la mejor manera de curar todos sus problemas. Con demasiada frecuencia he sido testigo de que este puede no ser el caso y que los problemas pronto comienzan a aparecer nuevamente. Sin embargo, ocasionalmente puede haber una escuela que pueda satisfacer las necesidades de su hijo mejor que la escuela existente porque puede:

  • Sea más pequeño y, por tanto, menos abrumador para su hijo.
  • Ponga un mayor énfasis en la crianza y esté en una mejor posición para ayudar a su hijo a sentirse seguro en la escuela.
  • Tener acceso a mayores recursos, incluidas proporciones más altas de personal o personal con más experiencia en trastornos de ansiedad.

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