Las crisis no son sólo cosa de niños pequeños. Los niños mayores, adolescentes y adultos también los toman cuando nuestra “Copa del Estrés” está llena. Las crisis son una de las preocupaciones más comunes para los niños y las familias que apoyo en mi clínica, Everlief Child Psychology. En este artículo veremos cómo prevenir las crisis nerviosas en niños de todas las edades.
¿Qué es una crisis?
Una crisis ocurre cuando alguien se siente abrumado. Los factores que contribuyen pueden incluir cansancio, problemas sensoriales y demasiada interacción social. Una crisis puede resultar en cierre, comportamiento retraído, “congelación” o arrebatos de ira.
Los arrebatos emocionales de ira que acompañan a una crisis pueden implicar palabras o acciones de enojo, como patear cosas o arrojar posesiones.
La persona que sufre una crisis nerviosa puede sollozar, a veces durante horas, mientras se siente estancada y abrumada.
Aunque eventualmente terminará, volverá a suceder muy pronto si la taza de estrés de la persona permanece llena.
El siguiente vídeo es un brillante resumen de cómo se sienten las crisis. Las crisis no son exclusivas de las personas autistas.
Las crisis pueden ser extremos ocasionales cuando se pierde temporalmente el equilibrio con el bienestar y/o la vida familiar de un niño. También pueden convertirse en una forma de vida; Eventos regulares que tienen un impacto masivo en la vida familiar y que, si no se tienen cuidado, pueden llegar a ser aceptados como la forma de vida “normal”.
Si esto último se aplica a usted, es importante reconocer que la vida necesita cambiar y buscar ayuda profesional (comience con su médico de cabecera si no está seguro de a quién acudir). Independientemente de cómo se presenten las crisis en la vida de su familia, la siguiente información será relevante para usted.
¿Qué desencadena una crisis?
Los desencadenantes de una crisis pueden incluir lo siguiente:
- Hambre
- Cansancio
- La presión del tiempo
- demasiadas opciones
- Sobreestimulación sensorial (vista, oído, olfato, tacto, gusto)
- abrumador general
En mi clínica, Everlief, el momento más común del día en que nuestras familias experimentan que un niño tiene una crisis nerviosa es después de la escuela. Suele ocurrir cuando los niños no han comido ni bebido adecuadamente en el colegio. Su cuerpo está funcionando vacío y no puede hacer frente a más exigencias hasta que esté alimentado y descansado.
Cuanto mayores sean las exigencias sociales, las exigencias académicas y el agobio sensorial de la escuela, en general mayor será el colapso.
En nuestra familia, las crisis suelen ocurrir por las mañanas, cuando estamos bajo presión de tiempo y las demandas de todos compiten (incluidos tres gatos y un perro). Sin embargo, la presión del tiempo puede desencadenar crisis en cualquier momento del día, especialmente cuando el cansancio también es un factor.
Cómo prevenir las crisis
Cuando piense en cómo prevenir las crisis de su hijo, no lo piense en el contexto de “buen comportamiento” o “mal comportamiento”. Las crisis son una señal de que su hijo está pasando por momentos difíciles. No tienen el control. En su lugar, piense en lo que debe hacer para ayudar a regular a su hijo, ya que todavía no puede hacerlo por sí solo.
Aquí hay algunas cosas importantes que puede hacer para prevenir crisis nerviosas regulares.
1. Comprender y gestionar los factores desencadenantes
El primer paso para afrontar la situación actual es descubrir qué desencadena las crisis. Esto puede resultar complejo si se han acumulado muchos desencadenantes pequeños. Algunos signos pueden ser difíciles de detectar, especialmente en el caso de sobrecarga sensorial. Es posible que su hijo escuche, vea u huela algo que usted ni siquiera haya notado, pero que le resulte abrumador.
Es posible que tenga una idea de los posibles desencadenantes, pero para tener más claridad le recomiendo utilizar algo llamado gráfico ABC.
ABC significa antecedente, comportamiento, consecuencia.
En otras palabras, ¿qué estaba pasando antes de la crisis, qué pasó durante la crisis y qué pasó después? El antecedente es la parte más importante que hay que comprender, pero todas las áreas de su cuadro ABC le darán pistas útiles para crear un cambio positivo.
Comprender los factores desencadenantes puede ayudarle a evitar situaciones difíciles en el futuro.
Por ejemplo, una familia con la que trabajé recientemente hizo un gráfico ABC para comprender las crisis de su hija de 8 años. Mientras hablábamos, se dieron cuenta de que, aunque su hija pudo asistir a una reciente barbacoa familiar durante hasta dos horas, más allá de esto se sintió abrumada y comenzó a tener un colapso.
Esto ayudó a los padres de la niña a reconocer los límites de su hija y prevenir futuras crisis. Los niños pequeños no podrán comprender ni controlar sus propios límites y necesitarán su apoyo específico.
2. Regílate
Si sus emociones no están reguladas cuando su hijo está estresado, corre el riesgo de intensificarlas en lugar de calmarlas. Esto puede provocar luchas de poder, gritos y una mayor desregulación para ambos.
Puede resultar especialmente difícil sentirse tranquilo cuando la crisis ocurre en un lugar público. Es posible que sienta la presión adicional de la vergüenza y la vergüenza de observar a la gente. Las crisis en público son un desafío adicional si te sientes atrapado en la situación, por ejemplo, si estás en una tienda de comestibles con un carrito lleno de compras y no puedes llevar a tu hijo a un lugar más tranquilo.
Sólo puedes hacer lo mejor que puedas. Todos somos humanos y la mayoría de los padres han tenido que lidiar con el colapso de un niño en un momento u otro. Incluso si siente que lo están juzgando negativamente, es posible que se sorprenda. Si puede, trate de concentrarse únicamente en su hijo y trate de recordar que es su trabajo regularlo.
En este momento, si sientes que no puedes calmar y contener las emociones de tu hijo, aléjate unos segundos. Reduzca la velocidad de su respiración. Asegúrese de que sus respiraciones lleguen profundamente a su abdomen. Suaviza tus hombros, estómago, mandíbula y cualquier otra área donde sientas tensión.
Eche un vistazo a mi artículo llamado 5 consejos rápidos para mantener la calma con su hijo para obtener más orientación.
3. Invierta en cambios en el estilo de vida
En primer lugar, un estilo de vida bien equilibrado garantizará que su hijo enfrente menos factores desencadenantes de crisis. Descansarán lo suficiente, comerán bien y con regularidad y harán ejercicio para controlar los niveles de estrés.
Lo mismo se aplica a usted. Concéntrate en cuidar de ti mismo (dormir lo suficiente, prestar atención a la nutrición, el contacto social y el ejercicio).
Encontrará pasos prácticos a seguir en mi guía llamada Salud mental infantil: la conexión con el estilo de vida.
4. Ayude a su hijo a equilibrar sus niveles de energía
Las crisis no siempre son causadas por una situación abrumadora. Más comúnmente, ocurren cuando se acumulan muchas cosas pequeñas, lo que hace que la taza de estrés de su hijo se desborde con demasiada información. En otras palabras, el sistema nervioso no puede soportar más estrés y su hijo se desregula debido a emociones intensas.
Su hijo necesita aprender a gestionar su energía por el bien de su salud mental. No es saludable sentirse regularmente al borde del abrumamiento o el colapso.
El método de Contabilidad Energética fue desarrollado por el eminente psicólogo Profesor Tony Attwood para ayudar a las personas autistas, pero es útil para todos.
El método es sencillo. Haga una lista de eventos o actividades que constituyen un “retraimiento” para su hijo. En otras palabras, ¿qué contribuye a una crisis? Esto podría incluir información sensorial, situaciones sociales, actividades extracurriculares o tareas académicas, por nombrar algunas. Ahora, con su hijo, califíquelo sobre 10 en términos de cuánto contribuye a una crisis. Cada puntuación se escribe como un número negativo.
Luego haga una lista de eventos y actividades que son un “depósito” en el banco de energía para su hijo. Estas son cosas que ayudan a su hijo a sentirse equilibrado o descansado. Ayudan a reducir la probabilidad de una crisis.
Ahora, trabaje con su hijo todos los días. Planifique asegurarse de que la puntuación de los depósitos siempre supere la puntuación de los retiros, de modo que el Banco de Energía de su hijo siempre sume más de cero.
5. Tenga un plan de acción claro para cortar las crisis de raíz
Las crisis pueden ser una experiencia abrumadora para su hijo, para usted y para sus hermanos u otros miembros de la familia. Si tiene un plan claro desarrollado de antemano, se sentirá más en control la próxima vez y será menos reactivo.
Trabaje con su hijo en este caso. ¿Qué ayuda cuando empiezan a tener una crisis? Haz un cartel visual que te ayude a recordar. Las ayudas visuales son una herramienta poderosa para ayudarlo a usted y a su hijo con la regulación emocional. Cuando las emociones aumentan, nos resulta más difícil pensar racionalmente, por lo que tener una guía visual nos ayuda a tomar medidas positivas instantáneas.
Aquí hay unos ejemplos:
- Un espacio seguro designado al que acudir.
- Respire lenta y profundamente con su hijo para calmar el sistema nervioso.
- Experiencias sensoriales relajantes exclusivas para su hijo, por ejemplo, una olla de arroz perfumada con aceite de lavanda, una máquina de burbujas, un columpio.
- Eliminar la información sensorial abrumadora, por ejemplo, el uso de protectores auditivos, mudarse a una habitación más oscura.
- Eliminar todas las exigencias, por ejemplo, no hacer preguntas, hacer solicitudes o esperar una conversación.
- Comer un alimento rico en energía, por ejemplo, panqueques, para aumentar el azúcar en la sangre.
- Técnicas de relajación como la relajación muscular progresiva.
Aquí hay un ejemplo de un niño ficticio, Jacob, de 12 años.
Comience a utilizar su plan inmediatamente cuando su hijo muestre los primeros signos de angustia.
Preguntas frecuentes
¿Cuál es el mejor método para lidiar con las crisis regulares?
La prevención es la mejor manera de lidiar con las crisis. La prevención implica comprender y controlar los factores desencadenantes, garantizar que su hijo tenga un estilo de vida equilibrado y tener un plan de acción claro para cortar un colapso de raíz.
Las crisis son agotadoras y agotadoras para todos los miembros de la familia. Sin embargo, lo más importante es que pueden afectar negativamente la autoestima del niño. Las crisis no son inevitables, así que actúe ahora para crear un camino diferente para su hijo.
Si su hijo está en edad de asistir a la escuela primaria, también encontrará más información sobre las crisis en el libro que escribí junto con cinco de mis colegas de Everlief, Brighter Futures.
Las crisis en los niños mayores podrían ser una señal de advertencia de que un niño sufre un malestar regular. Si ocurren con regularidad (una vez a la semana o más), y particularmente si implican agresión física, debe buscar ayuda de su médico o de la escuela.
¿Cómo se puede detener el colapso de un niño?
Cuando alguien esté teniendo un colapso, asegúrese de estar tranquilo. Si no, tómate un tiempo para regularte primero. Si aún no ha creado un plan de crisis por escrito con su hijo, concéntrese en llevarlo a un lugar tranquilo y libre de estímulos sensoriales abrumadores. Siéntate tranquilamente con ellos. Fomente la respiración lenta y profunda.
¿Qué desencadena una crisis?
Una crisis se desencadena cuando el sistema nervioso recibe más información de la que puede afrontar. Las crisis emocionales son la forma en que el sistema nervioso comunica: «He llegado a mi límite». Los desencadenantes comunes incluyen elementos sensoriales como ruidos fuertes, luces brillantes u olores fuertes, o demasiada interacción social.
¿Cuál es la diferencia entre una crisis y una rabieta?
Las rabietas pueden desencadenarse cuando un niño quiere algo que no puede tener o cuando se enfrenta a un cambio inesperado de planes. Las emociones dominantes pueden ser la frustración y la ira.
Las crisis son causadas por un sistema nervioso abrumado, que involucra factores como demasiada información sensorial. Las emociones dominantes pueden ser abrumadoras o de pánico, pero las crisis también pueden implicar frustración e ira.
Tanto las rabietas como las crisis implican la pérdida de control de las emociones. Ambos requieren un enfoque tranquilo y empático.
¿Se puede tener una crisis sin autismo?
Sí. Autista…